Barreras desvanecidas…

Navegando por un blog altamente recomen- dable, Lo dice Diana Aller, me he topado con la web de un grupo de tíos que comparten trucos para seducir a féminas.

Sitio de lo más sexista, y aunque responda a estereotipos, no justifica que a día de hoy entendamos las relaciones como situaciones en las que el macho conquista a la inválida damisela desplegando un conjunto de armas de dudosa valía. Esto puede servir para un polvo rápido, pero no creo que puedas mantener cerca a nadie considerándolo un objeto.

El artículo de referencia es: Betaizando al macho alfa… Cierto es que como animales que somos, algunos comportamientos primitivos en determinados momentos salgan a relucir… También lo es que en personas, con un grado de raciocinio poco desarrollado, estos comportamientos tengan una mayor presencia, pero el intentar reducir el conjunto de relaciones humanas a un comportamiento estrictamente animal sin tener en consideración otros aspectos sociales o culturales es un grave error. Sobre todo cuando se intentan dar claves mágicas para conseguir llevarse al huerto a alguien.

Partiendo de la ya pobre clasificación que hace de los individuos, no debemos olvidar que las apariencias normalmente engañan y lo que ante los ojos de muchos puede ser seguridad la realidad puede ser aparente, ocurriendo lo mismo para casos opuestos.

Muchos tienen la capacidad de mostrarse de forma diferente, aunque esto lo rebatiré al final, y a medida que profundizamos en las relaciones interpersonales, en función de lo que vamos enseñando podemos cambiar enormemente, siendo casi irreconocible la persona. Casi siempre nos quedamos en la imagen inicial, sin intención de descubrir más de la persona, y ello nos conduce a establecer supuestos que no hacen más que confundir nuestra imagen.

Cuando vamos más allá ante nosotros se descubren rasgos que ni imaginábamos en la otra persona. El esfuerzo que requiere puede no compensar, todo reside en lo que deseemos encontrar y lo que estemos dispuestos a dar a cambio; de la confianza depositada florece un sentimiento cómplice que permite descubrir el fuero interno del otro, sus aspectos más íntimos ligados a su verdadera esencia.

Otras veces un simple conexión nos permite ver cosas que no se nos muestran, desvelando mundos paralelos a un intento de mostrar una realidad que no es. La mayoría de las veces no vemos porque no queremos, nada que ver con intentos certeros de ocultar las cosas, ya que nada como intentarlo para conseguirlo. Tan solo es desear conocer a una persona para que todas las barreras desaparezcan solo para ti…

Sonando: 1973
Estado: pensativo