Seamos rumiantes

Pongamos que fue un jueves noche, pongamos que íbamos a cenar, y que a conse- cuencia de una intere- sante compañía la noche se alargo.

Se alargo tanto que después de pasar por Torre Europa y continuar en Huertas, donde las copas eran realmente malas, terminamos desayunando en un bar en Arturo Soria, para finalmente ir directamente a trabajar a las 7:55.

Parte de la importancia de esa noche nace de una conversación delante de un café, un cola-cao y unos cuantos cruasanes, la vida, el destino, la religión, y otras muchas cosas que otros tacharían de filosofía barata. Todo mezclado y del que surge la semilla para llegar al convencimiento de que no somos mas que animales dispuestos a auto aniquilarnos.

Llegado a esto y debido al consumo ingente de mermelada de melocotón alguien, en algún momento, concluyó que para ser feliz realmente, lo que hay que ser es en realidad una vaca. Pastar sin temor a lo que pueda pasar al instante siguiente, y que la decisión mas difícil que ha de tomar es donde pastar, simplemente vivir. Da igual el futuro que te deparé, sólo disfruta del momento… Ocúpate de vivir la vida, sin importar que digan, sin importar que opinen.

A parte de eso, me sirvió para conocer a personas con cabeza, con más cabeza de la media. Con puntos de vista positivos, tan positivos que hasta me superaban… por lo coherente de sus razonamientos. Las cosas aparecen, puedes dejarlas ir o hacerlas tuyas, pero lo importante es que lo hagas con convencimiento y creyendo que realmente merecen la pena…

Sonando: Hey Ya
Estado: Sensiblero