He tenido visita el fin de semana. Mis padres han venido aprove- chando que el enano pasaba una vez más el fin de semana conmigo. Llegaron el viernes tarde, a eso de las 11:30 mientras yo mantenía una conversación por teléfono. Y el enano ya había caído profundamente en su sueño reparador y placentero. Caliente en su cama, ajeno al viento y frío que soplaba tras la ventana.
Antes había ido a recogerlo en grata compañía, tras pasar una horas agradables, necesarias, llenas de arrumacos y en las que nos turnábamos cual gatos para ver si se compensaban los mimos y caricias recibidos apenas un instante. Momentos que dejaron un sabor dulce -por si mismos- y un toque de amargura -por lo efímero del momento-.
Ya el sábado volví a probar la comida antes despreciada y ahora tan añorada que mi madre prepara como solo ella sabe. Un arroz con bichos que diría mi enano, un arroz con marisco caldoso como el que toda la vida comí muchos sábados y domingos y que ahora valoro como momentos preciados guardados en la memoria. Y llego el pedido de la Fnac, y con la tranquilidad de saber que podía ausentarme unas cuantas horas baje al centro, con calma, recogí el pedido y me abandone al placer de la lectura, encontrándome frente a un café de nuevo en el Populart.
Y al volver a casa volvió a mí el olor de antaño, con un par de tortillas de patata y cebolla que despertaron un apetito inmediato. Y el enano vestido de spiderman deambulaba saltando y disparando supuestas telas de araña que me convertían en el malo del juego. Y volvió la noche, las luces a las ventanas y me enfrasque de nuevo en la lectura mientras, creo recordar que en la tele, la noria y el tomate ocupaba la atención de aquellos que me acompañaban.
Y desperté el Domingo, con olor a café, con los gritos de “Spiderman” a mi alrededor, y con un nuevo día por delante, unos macarrones para comer, de nuevo factura de mi madre, y una despedida breve. Lo habitual… Y pasó la tarde y deje de nuevo al enano con su madre, y volví a mi vida habitual, a mi casa silenciosa, a la música rellenando el espacio. Calenté el trozo de tortilla que había quedado y lo saboree desde el primer a último trozo, otro café más y a recaer, de nuevo, sobre el nuevo libro de Murakami que he empezado añorando no a los que me habían dejado sino a la compañía que me ofrecieron y los recuerdos que despertaron en mi paladar, a mi enano, y a esa grata compañía que durante todo el fin de semana ha estado junto a mi, aunque no haya estado presente disfrutando lo que yo no me he perdido.
Este es el atestado, confesión, de mi fin de semana… Un fin de semana como otro cualquiera, tranquilo, agradable, como muchos otros vendrán y marcarán mi vida…
Sonando: Confesión
Estado: Contento
P.D.: El autor de la foto no es otro que Luis Jr - con su cámara digital -. más conocido por Linux, Luisin, nenu, enano o gordito…
Antes había ido a recogerlo en grata compañía, tras pasar una horas agradables, necesarias, llenas de arrumacos y en las que nos turnábamos cual gatos para ver si se compensaban los mimos y caricias recibidos apenas un instante. Momentos que dejaron un sabor dulce -por si mismos- y un toque de amargura -por lo efímero del momento-.
Ya el sábado volví a probar la comida antes despreciada y ahora tan añorada que mi madre prepara como solo ella sabe. Un arroz con bichos que diría mi enano, un arroz con marisco caldoso como el que toda la vida comí muchos sábados y domingos y que ahora valoro como momentos preciados guardados en la memoria. Y llego el pedido de la Fnac, y con la tranquilidad de saber que podía ausentarme unas cuantas horas baje al centro, con calma, recogí el pedido y me abandone al placer de la lectura, encontrándome frente a un café de nuevo en el Populart.
Y al volver a casa volvió a mí el olor de antaño, con un par de tortillas de patata y cebolla que despertaron un apetito inmediato. Y el enano vestido de spiderman deambulaba saltando y disparando supuestas telas de araña que me convertían en el malo del juego. Y volvió la noche, las luces a las ventanas y me enfrasque de nuevo en la lectura mientras, creo recordar que en la tele, la noria y el tomate ocupaba la atención de aquellos que me acompañaban.
Y desperté el Domingo, con olor a café, con los gritos de “Spiderman” a mi alrededor, y con un nuevo día por delante, unos macarrones para comer, de nuevo factura de mi madre, y una despedida breve. Lo habitual… Y pasó la tarde y deje de nuevo al enano con su madre, y volví a mi vida habitual, a mi casa silenciosa, a la música rellenando el espacio. Calenté el trozo de tortilla que había quedado y lo saboree desde el primer a último trozo, otro café más y a recaer, de nuevo, sobre el nuevo libro de Murakami que he empezado añorando no a los que me habían dejado sino a la compañía que me ofrecieron y los recuerdos que despertaron en mi paladar, a mi enano, y a esa grata compañía que durante todo el fin de semana ha estado junto a mi, aunque no haya estado presente disfrutando lo que yo no me he perdido.
Este es el atestado, confesión, de mi fin de semana… Un fin de semana como otro cualquiera, tranquilo, agradable, como muchos otros vendrán y marcarán mi vida…
Sonando: Confesión
Estado: Contento
P.D.: El autor de la foto no es otro que Luis Jr - con su cámara digital -. más conocido por Linux, Luisin, nenu, enano o gordito…
2 comentarios:
Fijate lo diferente que cuentas este finde con aquel de hace unos meses en el que despotricabas cuando alguien se puso a hacerte chapuzas por casa....¿será porque eres feliz?, yo casi casi tambien gracias a mi pitufo.
Un besito.
...por cierto The Charades rules!!!
Nice :D :D
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